Sonora, Tu Estado

MAS SOBRE LAS ETNIAS

CARACTERÍSTICAS DE LAS PRINCIPALES ETNIAS DE SONORA

GUARIJÍOS

Alrededor de 1620 los Jesuitas iniciaron la evangelización del territorio, empezando con los Chinipas, quienes fueron un puente para atraer el interés de los otros grupos; las referencias de la época los consigna como Varohíos.

En cierto sentido la cultura guarijío (en sus múltiples acepciones) aparece como un vínculo, un nexo en todo sentido, que relaciona a los Tarahumaras con los Cahíta. Constantemente se perciben elementos de ambas familias en el género de vida, en las tradiciones y los modos de ser de los Makurawe.

Son escasos los restos arqueológicos que han sido localizados en la región y apenas han sido trabajados. Existen algunas referencias de imágenes rupestres dispersas, mismas que los Makurawe atribuyen al tiempo en que los antepasados vivían en algunas cuevas, o renglones como La Mesa del Matapaco. Al parecer de épocas más recientes proceden otros vestigios rupestres como El Cura, zona con escasas pinturas más allá de los bajíos, lo cuál ha sido parcialmente destruida por las corrientes del arroyo.

En términos generales, puede decirse que su historia queda entreverada y sujeta a referencias mayores a través de los Tarahumara o de los Mayos, su presencia en documentos históricos es escasa y poco conocida.

En 1632 se originó un levantamiento de los Chinipas, Guarijíos y Guazaparis, descontentos con la presencia española y la labor de los religiosos, la muerte de dos de ellos, dio lugar a una fuerte represión por parte de los españoles hacia todos los indios de la región, desplazándose los Guarijíos hacia lo que hoy es el Estado de Chihuahua, según referencias históricas de diversos investigadores, con el paso del tiempo una parte de los Guarijíos regresó a sus territorios originales, mientras que la otra prefirió quedarse en aquella parte de la sierra.

Este fenómeno marcaría la división del grupo Guarijío en dos grandes núcleos que hasta la fecha se conservan: Los Guarijíos de Chihuahua, lingüísticamente más emparentados con la lengua Tarahumara, y los de Sonora, con mayor dependencia de la vertiente del Cahíta, representada por los Yoreme Mayo.

En la historia reciente de los Guarijío: Confluyen tres grandes elementos fundamentales en la transformación de este grupo: La recuperación de su territorio - su identidad y el inicio de procesos que a la fecha abren nuevas alternativas para su desarrollo colectivo.



MAYOS

Los actuales Yoreme son los descendientes de los antiguos pobladores de la cultura de Huatabampo, perteneciente a una de las tradiciones culturales de Sonora. Es el grupo más numeroso del Estado, con una población aproximada de 75,000 habitantes. Mantienen viva la lengua.

Se autodenominan Yoreme “el que respeta la tradición” contrapuesto al yori “el que no la respeta”. Según una antigua leyenda de su tradición oral, la palabra mayo significa “la gente de la rivera”.

La región mayo se localiza en la parte sur de Sonora. Habitan los municipios de Álamos, Quiriego, Navojoa, Etchojoa y Huatabampo. Se dice que los mayos tienen un tronco común con los yaquis, porque su lengua es parte de la familia taracahita del tronco Yuto Nahua, con semejanzas dialectales notables con la lengua yaqui y la lengua guarijío.

La historia narra que los mayos fueron receptores dócilmente de las enseñanzas evangelizadoras españolas, adquiriendo al mismo tiempo conocimientos respecto de la agricultura y la crianza de animales domésticos.

Su vivienda actual la construyen con adobe, block y/o ladrillo, ya que estos materiales son más resistentes a las torrenciales lluvias y ciclones que se presentan regularmente en la región y consiste en dos o más habitaciones dormitorio, un cobertizo de carrizo y una cocina con estufa a base de leña al lado de éste. En casi todas las casas mayo es constante ver una cruz hecha del corazón del árbol de palo fierro, la cual se coloca en el patio o al frente de la casa para protegerla de cualquier mal.

El trabajo artesanal no es una actividad fundamental en la economía mayo. Se producen cobijas, fajas de lana teñida tejidas en telar de cintura, ollas para agua, petates de carrizo o jipetas, canastas diversas, arpas y violines.

En sus ritos, cantos y danzas, el papel de la naturaleza es el del proveedor de su mundo, esto se expresa en el carácter que desempeñan sus danzantes como el venado y el pascola. Entres sus mitos de origen se encuentra aquel que relata como “Dios creo el oro para los yoris y los objetos de trabajo para los yoremes”.

En la época actual los mayos se distinguen de los mestizos en las comunidades, por el uso de la lengua materna y la celebración de sus fiestas religiosas, ya que el vestuario tradicional se ha perdido.

La religión de los mayos se organiza en torno a los centros ceremoniales o pueblos tradicionales, formados por comunidades pequeñas congregadas en torno a su santo. Sus danzas representan leyendas propias del mayo, pues sus movimientos hacen una historia viva, representan a los animales del monte, sacrificios de éstos a manos del ser humano, y representan también al hombre libre con la naturaleza.
Los mayos son depositarios de una rica cultura de medicina tradicional que es practicada por los curanderos y curanderas de todas sus poblaciones. Además del uso de plantas, elaboran amuletos y en sus curaciones se mezclan la fe y la magia.

La vida ceremonial de los yoremes es de suma importancia, prácticamente todas las fiestas tienen vínculos con la Iglesia católica y su calendario litúrgico. En estas fiestas se expresan diversos elementos en espacios rituales delimitados según la ocasión y tipo de festividad: danzas, procesiones, orquestas, imágenes de santos, etcétera. Entre las fiestas más importantes se encuentran: Semana Santa, Santísima Trinidad, San José, San Ignacio de Loyola, la Santa Cruz, Virgen de Guadalupe, Día de Muertos y la Cuaresma.


LOS ÓPATAS

Al igual que sus vecinos, los jovas y los eudeves, los Ópatas ya han desaparecido como unidad étnica diferenciada.
El idioma ópata, es clasificado dentro de la familia yuto-azteca del grupo taracahitiano de la subfamilia sonorense, es ahora una lengua muerta. De 1950 en adelante no se han registrado hablantes y únicamente se conservan frases y palabras aisladas.

La palabra ópata significa “gente hostil” en lengua pima y era el término usado por éstos cuando se referían a los Ópatas.

El hábitat tradicional de los Ópatas se localiza en el centro y noroeste de Sonora, sobre las cuencas altas de los ríos y Sonora.

Los Ópatas no tuvieron artesanías propiamente dichas, exceptuando la cestería. Si hacían cerámica era principalmente para uso propio. Además fabricaban bateas y cucharas de madera.

Los centros para las actividades religiosas del grupo ópata son los templos católicos. El santo más común entre los Ópatas es San Isidro Labrador, muy venerado en toda el área y patrón de varias aldeas.


LOS PÁPAGOS

Son comúnmente conocidos como “Pápagos”, aun cuando se autodenominan tohono o’otham, “gente del desierto”. El término frecuentemente en español para referirse a este pueblo deriva de papawi o’otham, modo utilizado por sus vecinos los Ópatas para describirlos de manera despectiva, ya que su traducción es “gente del frijol” o “frijoleros”.

Esta etnia está emparentada con los hia’ched o’otham (también conocidos como areneños o pinacateños, por su entorno natural), y con los akimel o’otham, a quienes se les conoce como Pimas gileños, por su residencia junto al río Gila.
La etnia se localiza en el desierto de los estados de Sonora y Arizona. Se distribuye en Caborca, Puerto Peñasco, Sáric, Altar y Plutarco Elías Calles, es un grupo binacional, cuya mayoría habita en Arizona.

La lengua O’otham está estrechamente relacionada con el pima y ambos constituyen la rama pimana del yoto-nahua.

Las rancherías de los tohono o'otham se componen de unas cuantas casas agrupadas sin un orden preestablecido; los poblados más grandes tienen un templo y una capilla.

La vivienda tradicional es de planta cuadrangular, tiene muros de adobe, bajareque o piedras amalgamadas con barro; techos de paja o de carrizo y argamasa, que son planos con un cierto declive; los pisos son de tierra apisonada. Algunas habitaciones tienen ventanas, en ellas hay cajones y roperos de madera, camas de madera o de metal o tapexcos (catres).

Los Pápagos elaboran artesanalmente figuras de madera tallada, piezas de alfarería y cestas. Su alfarería es rústica; la hechura de los recipientes incluye la recolección de la materia prima en los bancos de barro, el cual filtran y mezclan con arena muy fina y estiércol de vaca seco, cuecen las piezas en un horno con palos de choya.

Los Pápagos se dicen católicos, tienen iglesias, y requieren en ocasiones de sacerdotes católicos. Celebran algunas fiestas cristianas y tienen un santo titular para cada pueblo; pero en realidad, su religión gira en torno al culto del “hermano mayor”, deidad que controla los elementos de la naturaleza.
Creen en las prácticas de brujería y magia; es usual que la gente tenga conocimientos médicos basados en la herbolaria y confían en los curanderos que la utilizan. Tienen muchos lugares sagrados y algunos ancianos conocen canciones ceremoniales muy antiguas que los jóvenes y adultos dicen no entender por estar dichas en pápago antiguo.

Las festividades más importantes son la ceremonia denominada Vikita y la fiesta de San Francisco. La primera se realiza en el plenilunio de julio, con la finalidad de pedir las lluvias. El ritual se divide en varias partes: una procesión por el pueblo de Quitovac, para que los personajes ritualistas reciban ofrendas de las familias, y en el terreno ceremonial, una danza que se desarrolla durante toda la noche; finalmente una especie de representación mítico-teatral.



LOS PIMAS

El término pima designa al grupo étnico y lingüístico que habita en la Sierra Madre Occidental donde colindan el sureste de Sonora y el suroeste de Chihuahua. La frase pima significa "no hay, "no existe", "no tengo", o probablemente "no entiendo", vocablo con el que los indígenas respondían a los españoles cuando les preguntaban algo. Fueron éstos quienes los llamaron con la forma castellanizada de ese término que implica negación.

La lengua pima pertenece al tronco yuto-azteca, compuesto por los subgrupos Taracahita (cora-huichol), nahua y la rama pima o pimana.

Los Pimas se nombran a sí mismos o'ob, que significa "la gente", "el pueblo". Con el término pima se designa a un conjunto muy variado de sociedades indígenas, como los Pimas del desierto, los Pimas de la sierra, o los Pimas gileños.

Los Pimas habitan en rancherías en forma de familias extendidas. Antiguamente eran casas de madera, hoy predominan las construidas con adobe. Son cuadrangulares o rectangulares, con una o dos piezas, techo de dos aguas, antiguamente de tabla y hoy de lámina galvanizada, con pequeñas ventanas, por lo que su interior es oscuro. En el centro del hogar cuentan con una estufa de metal, alimentado con leña, donde cocinan y se calientan en los fríos días del largo invierno.

Antiguamente las mujeres Pimas hacían ollas, productos de palma y prendas tejidas con lana, actividad que siguen realizando y que han logrado perfeccionar. Los Pimas elaboran productos de fibras vegetales como sombreros, petates, “petacas”, o cestos rectangulares con tapadera para guardar todo tipo de cosas.

El Yúmare es la fiesta prehispánica para garantizar la cosecha de maíz y se celebraba a principios de año, actualmente la fecha de su celebración es variable. Son cuatro noches de rezos, bailes, cantos de pascola, donde la bebida del tesgüino o maíz fermentado ocupa un lugar importante. Durante toda la noche los músicos tocan y los pascolas y mujeres danzan alrededor del fuego.


LOS SERIS

Los Seris se llaman a si mismos conca’ac, lo cual quiere decir en su lengua “La gente”. El término Seri significa “el que de veras corre aprisa” en lengua ópata “hombres de la arena” y en yaqui. La lengua de los conca’ac forma parte de la familia o estirpe hokano al que también pertenece el coahuilteco (noroeste México) y el tlapaneco. Según otros especialistas el Seri pertenece al grupo yumano de la familia sioux-hokana.

Los Seri o conca´ac ocupan desde tiempos arcaicos la costa central de Sonora, la isla del Tiburón y otras islas como San Esteban. Actualmente habitan dos lugares de la costa desértica del estado de Sonora: Desemboque y Punta Chueca. La primera corresponde al municipio de Pitiquito y la segunda al municipio de Hermosillo. Ambas frente a la isla del Tiburón. Periódicamente y, de acuerdo con los ciclos de pesca, radican también en diversos campamentos pesqueros distribuidos a lo largo de su territorio de aproximadamente 100 kilómetros de litoral.

Durante su vida nómada, el grupo conca'ac construía sus viviendas en forma provisoria. Sus chozas se agrupaban en pequeños núcleos, constituyendo el centro de sus actividades la pesca y caza; cuando se agotaban los recursos naturales del área cambiaban su lugar de residencia. Las viviendas eran construidas informalmente y de manera colectiva, armaban un esqueleto de tres o cuatro arcos de ocotillo sin espinas, el cual cubrían con ramas y caparazones de tortuga. Otra forma de construirlas era a partir del centro de la pitahaya; cada palo se rajaba en dos partes y se acomodaba encontrado uno con otro, enjarrándose posteriormente con lodo. Estas viviendas sólo servían al grupo para protegerlo temporalmente de las inclemencias climáticas. Actualmente comienzan a habitar en casas de materiales modernos (madera, block de cemento, lámina, entre otros).

La elaboración de artesanías, para el mercado turístico es una actividad económica importante en la actualidad. Los hombres Seris han aprendido el tallado en madera. Confeccionan esculturas estilizadas que representan animales marinos y terrestres hechas con corazón de mezquite y palo-fierro con alta demanda en el mercado. También elaboran coritas (canastas), una actividad que se practica desde la época prehispánica.

Los Seris no desarrollaron un sistema de gobierno religioso-festivo muy complejo. Su interpretación del mundo, sus ritos, sus fiestas y demás manifestaciones culturales tienen un carácter estrechamente relacionado con la naturaleza y con los aspectos biológicos y sociales de la reproducción del grupo. Así, sus principales ritos están vinculados con el nacimiento, con el inicio de la pubertad y con la muerte.

La pintura facial Conca´ac es un exquisito diseño de líneas delgadas, rematadas por puntitos en el rostro humano. El dibujo cruza la cara sobre las mejillas y la nariz, pasando por debajo de los ojos. Los colores son rojo (que significa la muerte), el blanco (la suerte) y el azul (el mar).

Al no haber sido evangelizados formalmente, carecen de los elementos católicos que se encuentran en otros grupos indígenas.


LOS YAQUIS

Es el grupo indígena más representativo de Sonora. Distribuidos en ocho pueblos con sus propios gobernadores, su población se estima en 33,000 habitantes. Guardan celosamente el uso de su lengua, sus tradiciones y su arraigo a la tierra. La historia de los yaquis está cubierta con actos de heroica resistencia por la defensa de su territorio y su cultura.
Los yaquis se identifican a sí mismos y a los mayos como yoremes, palabra que significa hombre o persona. La noción de yoris, hombres blancos, los distingue, a su vez, de los demás grupos indígenas.

Forman parte del dialecto cahita que se compone de tres lenguas: mayo, yaqui y tehueco, éste último desaparecido. El cahita pertenece al grupo lingüístico yuto-azteca.

El grupo yaqui ocupaba, tradicionalmente, una larga franja costera y de valle al sureste del actual estado de Sonora, que abarcaba desde la ribera sur del río Yaqui hasta el cerro Tetakawi, al norte de la actual ciudad de Guaymas. El conjunto del territorio comprende tres zonas diferenciadas: el área serrana del Bacatete; una zona costera, que abarca los poblados vecinos de Guásimas y Bahía de Lobos; y el valle, en donde se localizan las tierras irrigadas.

La unidad básica de residencia es la vecindad, esto es, una agrupación de parientes que cohabitan en un conjunto delimitado de una o dos casas. Predomina el tipo de vivienda tradicional, que se compone de una o dos piezas que varían su función de acuerdo con la temporada del año. En verano los cuartos permanecen como bodegas y se duerme en catres bajo la enramada (cobertizo hecho de ramas); ahí se ubica la cocina que cuenta con el fogón, la mesa y estufa de gas; durante el invierno se convierten en dormitorios.

La principal actividad artesanal es la manufactura de la parafernalia ceremonial, sin fines comerciales. Los danzantes hacen máscaras talladas en madera, collares de conchas y piedras marinas y cinturones con pezuñas de venado. Los músicos fabrican sus tambores y flautas. Algunas familias manufacturan petates, canastas y coronas de carrizo; platos y tazas de barro que utilizan para las fiestas y después destruyen. También confeccionan faldillas, blusas, manteles, servilletas y mantos. El único producto artesanal que se comercializa son las muñecas de trapo, que hacen las mujeres.

Los yaquis poseen un alto sentido de religiosidad que está presente en gran parte de sus actividades. Con una cultura ancestral enriquecida con ritos y tradiciones en las que sobresale la Danza del Venado, ejecución simbólica de la caza de este animal y cuya riqueza estética ha despertado interés en todo el mundo.

Llamada en lengua yaqui maaso yiihua, describe la vida y muerte del animal sagrado de los yaqui. El danzante narra momentos del ciclo vital del venado con una mímica libre que representa las actitudes de sorpresa, alerta, atisbo, venteo del venado ante la naturaleza que lo rodea y su contacto con las criaturas con las que establece contacto, representadas por las figuras de los pascola (que pueden representar un pájaro, una serpiente, una flor, un coyote, el agua). Tanto los pascola como el maaso se despojan de su personalidad durante el baile para adoptar la del animal, la planta o del ser que introducen en la danza. Por lo general son 4 pascola y bailan de uno en uno, danzando primero el último en jerarquía, el llamado “el lobito” que representa animales menos estimados en la valoración del yaqui: burro, perro, zorro, etc., después bailan los otros dos pascola y por último el pascola yoowe (anciano) o jefe del grupo.

El ciclo ritual yaqui sigue por lo general el calendario litúrgico católico, pero distingue claramente dos periodos, el primero sacrificial, en Cuaresma y el resto del año todos los ritos de paso que están prohibidos en esa fecha. Los rituales tienen carácter de marcadores estacionales, que señalan las distintas etapas del ciclo agrícola. Los funerales son especiales porque ellos consideran al alma inmortal y celebran con danzas, banquetes y música. Su patrona es la Virgen del Camino.

LOS CUCAPÁ
Es el grupo indígena más pequeño, situada al noroeste del Estado, en el municipio de San Luís Río Colorado, en la frontera con los Estados Unidos. Actualmente es una etnia binacional casi extinta en Sonora, con una población de poco más de 171, de los cuales sólo 47 hablan su lengua.

Se puede considerar que la antigua auto denominación del grupo era kuapak, que se traduce como "que viene" o "que llega", pues debido a la constante variación del curso del Río Colorado, las familias poseían dos o más casas, ya que practicaban la agricultura en terrenos cercanos o desalojados por el río.

El establecimiento de la frontera nacional en 1848 y posteriormente el Tratado de La Mesilla, dividieron tanto al Río Colorado como a la etnia. Otro factor importante en la transformación cultural fue le explotación comercial y agrícola del valle del Colorado; los originarios se convirtieron en empleados de las compañías navieras y en jornaleros agrícolas, y así conocieron el trabajo asalariado, los juegos de azar, el uso de vestimenta occidental, entre otras actividades propias de otras culturas.

La vivienda tradicional consiste en un cono de varas en cuyo extremo superior se amarran las puntas de las mismas; o un pequeño cuarto de paredes y techo redondeado. Estas viviendas provisionales eran usadas en tiempos remotos cuando el grupo era nómada, ahora sólo se hacen en ocasiones especiales. Actualmente, las viviendas están hechas de material de construcción y consisten en dos o tres cuartos. Algunos usan estufas de gas aunque es frecuente ver la estufa de leña por fuera de las casas para elaborar tortillas de harina de trigo.

En la antigüedad los hombres usaban tocados con plumas y collares de hueso, pendientes en orejas y nariz, así como coloridos cinturones de los que pendían manojos de plumas en la parte trasera; las mujeres vestían faldas de plumas pintadas; además, ambos usaban pinturas faciales y corporales, así como pectorales (amplios collares protectores de pecho, hombros y espalda), elaborados con un tejido de chaquira, misma que hacían con madera, hueso y barro, y con ella los accesorios personales que tenían fines cotidianos y rituales.

La artesanía de los Cucapá consiste en ollas de barro, así como la elaborada con chaquira que poco a poco han dejado de producir. Las razones que dan para este paulatino abandono son variadas, algunos manifiestan que no tienen un mercado donde poder ofrecerla, otros dicen que sólo la elaboran con fines rituales o manifiestan desinterés en proseguir con esta costumbre argumentando que es más fácil comprar lo necesario en las tiendas.

Las ceremonias luctuosas siguen siendo un ritual importante, es quizá una de las principales causas de reunión del grupo Cucapá. Los muertos deben ser cremados porque si la carne del difunto está cruda, éste no encuentra sosiego en la otra vida. Las mujeres y los hombres deben ir tatuados para poder encontrar felicidad y no recibir picadura de ningún animal.
Todavía en algunas familias Cucapá se acostumbra hacer fiesta en el nacimiento de sus hijos, es decir, ofrecer comida, hacer juegos y bailes de parejas.

LOS KIKAPÚ

Los actuales asentamientos Kikapú son el resultado de un arduo peregrinaje desde la región de los grandes lagos de Michigan y de Eire, en Norteamérica, hasta el norte de México.

Actualmente, los Kikapú viven en reservaciones en Kansas y Oklahoma, Estados Unidos, y en las comunidades de El Nacimiento, Coahuila y en Tamichopa, municipio de Bacerac, en la zona serrana de Sonora. Durante la década de 1980, algunos habitantes de Tamichopa llevaron a cabo una campaña entre los Kikapú desperdigados, para una refundación del pueblo. La comunidad actual es de alrededor de 80 personas.

La lengua Kikapú forma parte de la familia lingüística norteamericana algonkiniana. El grupo de Sonora no practica su lengua ancestral, ya que ésta fue destituida por el castellano; su último hablante murió en 1996.

Poseen dos tipos de vivienda: casas indias y casas mexicanas. La vivienda india tiene dos variantes, casa de invierno: elíptica, con una estructura de troncos delgados cubiertos de tule, con el fuego sagrado en el centro. Aquí es donde se ofrecen los sacrificios a su divinidad (Kitzihaiata) y se reciben a los nuevos miembros de la tribu. Y casa de verano: rectangular, con paredes de carrizo y techo elíptico de tule. En el interior se encuentran varias camas sostenidas por troncos, y al centro el fuego sagrado. La vivienda mexicana es de concreto y lozas, con los servicios eléctricos e hidráulicos de la vida moderna.

Actualmente su artesanía consiste en la fabricación de tehuas o mocasines con piel de venado curtida y que es bordada con chaquira.

Dentro de su religión ser buen Kikapú significa cumplir siempre con los ritos de cacería, purificación, año nuevo, fuegos sagrados y bautizos por medio de oraciones, sacrificios y ayunos. Las celebraciones van siempre acompañadas de carne de venado. El fuego constantemente encendido en el centro de la casa recuerda la oración constante a Kitzihaiata, quien escogió a los kikapúes para poblar la tierra.

El grupo Kikapú en Sonora, se encuentra en un inminente peligro de pérdida de su identidad como grupo indígena. Las celebraciones y ritos tradicionales se han perdido, han asumido la religión católica y celebran alguna fiesta de sus Santos, o participan en las fiestas que se celebran en los municipios cercanos.